viernes, 23 de enero de 2015

Dos poemas de Marília Garcia





es una lovestory y es sobre un accidente:

Primero, la escena congelada
un dedo se posa en el vidrio,
la pantalla vibra.
¿recuerdas qué
dijiste en ese instante? ¿gritaste? ¿dolió? ¿recuerdas qué pasó?
la curva, la lluvia, un relámpago.
(luego ella acabó
se fue a Belfast)
recuerdas qué dijiste en el instante
en que el coche derrapó?
tres horas en la lluvia esperando,
la curva, el estruendo, ¿recuerdas?
tú entre los hierros
preguntando que había pasado.
(pero esto es un accidente
y es sobre una lovestory.)
el amor, dices, es un efecto especial
piensas que lo has visto todo
pero cuando enciendes la luz
los puntos ciegos se esparcen:
una fosa abisal, una nube
de distancia y una ciudad llamada Vidrio o
Vértice
Volpi o Verdi
el amor es alguien entrando
en la geometría de tu mano
en este momento atraviesas el corredor:
− ya no hay eso entre nosotros,
de donde el timbre de tu voz
un efecto-estertor
(dentro del poema
puedes sentir el efecto
y en ese instante todos los porqués
quedan guardados
en su concha)
el amor es esto, dices,
no un cuervo
sino un impermeable rojo
colgado en la ventana salido de otro poema
para tocar tu pantalla.
eres tú comiéndote el amarillo que quedó
después del estruendo.
el amor es esta mirada que mancha
la retina en el instante de la emergencia
un ojo grisáceo que tiembla
cada que cambia
de hemisferio.
“es difícil mirar las cosas
directamente”
son muy luminosas
o muy oscuras.
2/3 de este país están hechos de agua
y cada que se voltea, un
ahogamiento.
sólo una zambullida,
decía la imagen. ¿vamos a ver el desierto,
a caminar por el centro del mundo?
pero esto es un diccionario
y es sobre una lovestory.



lovestory de la a a la z:               
      
ahogamiento
cada que cambia
centro del mundo
ciegos se esparcen
de distancia y una ciudad llamada vidrio
de donde el timbre de tu voz
de hemisferio
decía la imagen, vamos adentro del poema
después del estruendo
¿dijiste en ese instante? ¿gritaste? dolió
directamente son muy
dos tercios de este país están hechos de agua
el amor es alguien entrando
el amor es esta mirada que mancha
el amor es esto
el amor es un efecto especial
en concha
en este momento atraviesas el corredor
en la geometría de tu mano
en la ventana salido de otro poema
en que el coche derrapó
eres tú comiéndote el amarillo
es difícil mirar las cosas
la curva, el estruendo, ¿recuerdas?
la curva, la lluvia, un relámpago
la pantalla vibra
la retina en el instante de la emergencia
los puntos
luego ella acabó
luminosas
no hay eso entre nosotros
no un cuervo sino un impermeable
o muy oscuras
para tocar tu pantalla
pero cuando enciendes la luz
pero esto es un accidente
pero esto es un diccionario
piensas que lo has visto todo
preguntando
primero la escena congelada
puedes sentir el efecto
quedan guardados
recuerdas qué
recuerdas qué dijiste en el instante
recuerdas qué pasó
rojo colgado
se fue a Belfast
sólo una zambullida
tres horas en la lluvia esperando
tú entre los hierros
un dedo se posa en el vidrio
un efecto-estertor
un ojo grisáceo que tiembla
una fosa abisal
una nube
vértice
volpi o verdi.
y cada que se voltea
y en ese instante todos los porqués
y es sobre una lovestory.






* Traducción de Paula Abramo

Entrevista con Francisco Ramírez




¿Qué es la poesía?

-A veces diarrea, otras un mono rabioso, y en repetidas ocasiones un mono rabioso con diarrea.

¿Cuándo te pones a escribir?

- No es cuando voy al baño, aunque no estaría mal hacer la prueba.

¿Qué piensas de los poetas nacidos en los noventa?

- A mi hijo le gustan los memes, el primero que hizo fue galardonado con muchos likes.

¿Y eso te afecta?

-En absoluto. Es bueno contemplar a los bebés jugando con sus nuevos aparatos.

¿Qué es el vacío?

- Una señora calva con una máscara de acrílico esperando dar el golpe certero con su raqueta.

 ¿Te gustan las preguntas?

-No me gusta dar respuestas. 

¿Alguna vez has intentado escribir un libro sobre el quehacer poético?

- Sí, pero después recuerdo que ya existen muchos, y se me pasa.

 ¿Consideras que las actuales plataformas son buenas para dar a conocer lo que los poetas escriben?

 - Por supuesto. Así se mueve el mundo ahora, y es un tema que ya me tiene hasta el huevo.

- ¿En la poesía hay que luchar?

 ¿Qué es esto? ¿Una entrevista o un concurso de popularidad? 

- Finalmente, aparte de que eres bien mamón, ¿eres poeta?

Soy tu Padre.

Después Francisco pagó su jugo de naranja,  yo mis molletes. No dejamos propina. Caminamos por Insurgentes y lo demás no lo tengo archivado.





*Francisco Ramírez (1971) Es encuadernador de tesis y libros maltratados, nació en México. No lo pueden encontrar en ningún lado, porque evita las redes. Pero si le quieren escribir y pedirle una entrevista, lo pueden hacer a la siguiente dirección que aparece en su pantalla: maldonadoae23@gmail.com

jueves, 22 de enero de 2015

Cinco poemas de José Kozer





PRISMAS DE LA OBJETIVIDAD 

APARECE UNA MOSCA POSADA EN LA BARANDA DE HIERRO DE LA TERRAZA,
PRISMAS LA GOTA DE AGUA

(llovió durante la madrugada) una cuaresma de
microorganismos se sostiene secular en la gota
de agua, su transparencia incalculable, y para
que aparezca una mosca en la baranda Dios ha
de exhalar una gota de aire de su incalculable
transparencia a una transparencia que podemos
sólo considerar extrema: el momento anterior.
La mosca, objeto extremo de transparencia devora (en un sentido
alegórico) los microorganismos rebullendo en la gota
de agua (están hilvanados, consanguíneos) cae la gota
al suelo, alza vuelo la mosca: ya somos hendiduras
del alba. Y a su vez corroboramos que la gota de
agua tenía el tamaño preciso de la mosca, ninguna
de sus características (sería torpe pensar en la
similitud a fondo de la mosca y la gota de agua):
estos seres teológicos carecen de similitud; ved
el modo arisco de su comportamiento (agua
inasible, mosca ab aeterno): ¿ontológicos? Y ved
una vez más que entre palabras, me enmaraño.

Del punto incalculable de la transparencia doy un paso atrás, hecho
u objeto preciso rebullendo en la mirada de Dios,
extremo de Su abstracción el paso atrás que acabo de dar,
eco (cero eco teológico) (no hubo repercusiones): ya
he vuelto a mis andanzas (maromeras) palabras:
he vuelto atrás; merma la transparencia, a cambio
vivo, hora ya de guardar las libreas, galas al arcón,
(al polvo) (polvo asimismo de estrellas) ajeno a
todo cálculo moverme con la naturalidad del
leopardo, soy onza (natural) no alegórica. Esta
 sencillez por el momento está a prueba de bala:
aprovechar la ocasión, cuerpo gozoso (mezcla de
avidez y cansancio) el momentáneo equilibrio
entre la mosca y la gota de agua (dogma, de
objetividad saber que llovió durante la madrugada):
hace frío; en estas zonas al norte no es desencaminado
que haga frío a finales de mayo, nada más natural:
salgo a la terraza a mirar el lago, extremo de
incalculable transparencia la aparente irracionalidad
de la mosca aterida sobre la baranda de hierro ( y de
hierro, la mosca).

Las manos en los bolsillos del pantalón de gruesa pana, me pongo
    a silbar: ea, qué bien, dirán
    los pájaros. Y yo diré aves canoras: sólo de
    perfil estoy ciego; y la mosca ciega a toda actividad
    que no sea actividad de la mosca zumba (filigranas)
    regresa, se espanta, trae carbón en la mirada al
    regresar siete veces consecutivas al mismo punto
    de la baranda: residual; vera efigies; gota, ejemplo
    vivo de posibilidad. Ya soy posible de un extremo
    absoluto de transparencia incalculable a este
    corpachón matutino que aparece en la terraza con
    los puños embutidos en los bolsillos del pantalón:
    hecho objetivo entre los objetivos prismas de los
    hechos el hecho que silbo: y canturreo (aterido)
    ojo reflejo la similitud de la luz; mosca (la pupila).
    Y de las aguas en su descenso (qué duda cabe)
    objetos a la vista de la mosca (enumero) una
    corneja, codesos en flor, un prado extenso de
    amargón, se está tumbando una vaca (rabo, déjate
    besar por la mosca) va a deglutir: su hambre
    vitoreo; su hambre y Aminadab.

POEMA FÁCIL

CAE LA NOCHE
Bebo valeriana.
Duermo entre
los miembros de
una dócil hilera
de lirones.
Vivimos del aire.
Anegados dormimos
respirando vapores
de eucalipto, añadir
once gotas de
valeriana. La
cuerda única del
instrumento musical
inconcluso nos
arrulla, duermo
ocho horas de
un tirón, bendiga
Dios lo consecutivo:
apenas doy crédito
a mis ojos, me palpo,
bostezo, siento hambre:
¿y la familia de lirones?
¿La hilera? ¿Sigo
inmiscuido? Mozart
en el tocadiscos, campeón.
Sobre el atril la Biblia. El
pijama con sus cebras de
cabeza al cesto de la ropa
sucia: vámonos. Vámonos.
Y luego todo el día la
nereida (hamadríades):
sátiro de Pan, súcubo de
Proserpina. Y de paso, al
paso, justo al acabar este
poema fácil, me voy a echar
a dormir (reiterativo) gústele
que no a Morfeo.


FATUM

SE ME ABRIÓ UN PIE:
faunas,
microorganismos,
suero (savia)
linfa y
desaliento.



EL AGUA AL CUELLO

TENGO MIEDO DEL ESCUPITAJO DE DIOS.
Tras la ablución  un verme renegrido y desaparición.

¿De la carraspera de Dios (Sinaí) retraerme?

Aguas lustrales, aguas lustrales el escupitajo de Dios.

Y tras el baño ritual de los muertos una mano viscosa (instantánea)
        del  pasadizo a la Ésfera:
        flotar un momento en el estanque
        cubierto de verdín: ¿y la flor? ¿Y el
        espejismo?

¿O el útero, émbolo sistemático, entre escupitajos?

¿Dios, la casa? ¿Un Dios de carrasperas, retumba? Oh Israel, ¿qué se
           sabe? Por Dios, ¿qué se sabe
           sino la mosca ida y vuelta ida
           y vuelta interrumpida por el manotazo? Oí,
           la viscosidad: ¿ Y ahora ocurre todo? ¿Del
          brazo, de velo, noria interior la fiesta?


El cuerpo reblandecido, el ala hojarasca, dos a sus vuelos, ¿liberados?
    Sería el cuento de nunca
    acabar: zas. Muere el cuerpo, surge
    externa el alma; eso sería un chiripazo:
    ahora bien, ya que Aquello resulta
    inimaginable, hagamos por ende supremo
    esfuerzo de permanecer hasta el último
    momento ajenos al Ajeno (parejos) el
    glande en la saliva de Su boca.

INDOLENCIA DEL OJO

EL ESPEJO YA NO TRANSMITE EL COLOR DE SUS OJOS, SE VEN (AÚN) SUS OJOS:
RASGADOS, ASIMISMO

redondos (hipermétropes) a cuadrados. El ojo bizco,
el ojo denso (quita legaña; quita la nubecilla) el
malacara de repente en los ojos, el chirlo en la
mejilla (Parkinson, afeitándose): bisojo bisojo,
de niño lo chivaban. No se refleja el color beige
del ojo izquierdo, mucho menos color zarco (ojo,
derecho) el rojo ensordecedor de la mirada se ha
esfumado: y el hormiguero (cuajo) del iris no es
visible, al fijarse (en el espejo del botiquín) irrumpe
el vacío (Parkinson, tiembla): pupila vuelta de revés
en contemplación paleolítica, se estrella: y ve las
estrellas (primeras) saurios insaciables, micra del
ojo reptando entre los paramecios (mira y no ve)
(miró y nada vio) y ahora qué: lecho de muerte
estoy cuadrado de pie ante el espejo (vuelto ya de
revés) entrambasaguas (de la sala) me detengo, el
padre (cuencas, vacías) aproxima de luto su fuga en
sombra a mi inminente disolución, y la madre entra
vestida (apenas) de conmiseración: bastante tiene
todavía a mano derecha con la equívoca situación
reciente de muerta (escucho el estertor de su incesante
renovación de muerta) aún es madre (señora) género
(número) de especie ahora incierta: hija e hijastra.
¿De dónde va a sacar fuerzas de flaqueza para echarme
un cable guiándome (es inminente) entre ceja y ceja
hasta los pies del serafín, hilo necrofílico? Intento alzar
la cabeza, apoyarme sobre los codos (ver) (ver)
parihuelas, bastones (¿huecos?) cimientos, ni voz ni
cuello, permanezco echado en el lecho matrimonial
(cuatro almohadas apoyan mi reducida cabeza): del
mentón para abajo no queda nada; las sienes pulsan
ósea arenisca, óseo que descarnan con cada pulsación
(sístole a pestolencia) el perfil se ha roto: de Porfirio,
de ónice, de jaspe, Jacinto, ceñudo (así la piedra): y
de nada sirve fruncir la frente, el entrecejo; un último
lastre las uñas y los cabellos en el paraje de dos metros
(por dos metros) cuadrada perfección de yerbajos,
condenada: diástole asimismo (se detiene) a pestilencia.
Y no obstante la mirada en el espejo: vienen mis hijas
cantando (envejecidas) del brazo de la Madre entonando
viejas nanas a nada, se ríen de poplín y gorguera, risa
de guardainfantes (no acaban de reír): y bien, reíd (reíd)
una hojarasca de dientes, un pastizal de carnes, ni
padre ni hijas, bailad: bailad del brazo señero a
mis costados, traed la punta dorada, el vinagre, la
esponja (bajad al fondo del mar, entre arrecifes):
celebrad el instante. Celebrad la mirada del padre
vuelta fantasía de Dios (que se recoja): ojo izquierdo,
relumbre; ojo derecho, a grito pelado: tráigame aguas
lustrales Susana Kozer; tráigame el grito pelado
(os adoro) Mía Kozer: apagad. Soy bisojo; apagad a
mano derecha, por la estrecha puerta izquierda del
ojo (lelo) entrad: de consuno. Ascua (rescoldo)
consuno a nada. Penetro. ¿Podrá estrecharse el punto
visual todavía? Faro de cenizas que tañe, ojo que
parpadea (balbuce): guiadme. Rosa servicial, mística
rosa austral de completas a maitines (guiadme): del
ojo a la madre (Guadalupe) quieto cauce (arrollador)
de aguas, recomponed (corporal) el cauce.



*Del libro En Feldafing las cornejas, ed. ALDUS. 

 

miércoles, 21 de enero de 2015

Un poema de Gerardo Deniz





ACADEMICAE QUAESTIONES

(PERSONAE-POPPYSMATA-JENTACULUM-TEMPLA SERENA)



I

Érase un caucus cientifilítico,
sin cuesco y sin reproche, halteres en alto.
Estaban −continúan− pintados en el basamento
del centro ceremonial, área donde la episteme
superna imanta el reloj del visitante lego
y le enloquece (caso de portarla) su brújula.

Eran sabios, algunos más bien anchos,
admirables y nos coacervábamos a verlos
recibir en visita medicine-men de anejas etnias,
hasta sentarlos sobre fumarolas,
si bien con tenochca cortesía,
dejándoles posibilidad de reír a disgusto
al brindar, entre ira temblátil,
porque el viewpoint de Tlacaélel resultase fértil
(y nunca se oía más del asunto).

Este triunfo adicional circumambuló boquemboca,
engrosó lendas entre el discipulado
y a la mañana siguiente aparecía el sabio como si nada,
sin hacer tierra, restregándose pálpebras
siendo las diez y cuarto a.m.,
entre las gladiolas que manos etéreas erguían, cual pasase Dipánkara,
mientras los periodistas miniaban códices do se logró un desove
que conserva ley:
“afirmó el speçialista”,
“declaró nuestro eminente hombre de ciencia”,
“recalcó el perocoligero a la altura
de la coliflor más michurina del mundo”.
No sale detrás alguien más repetable aún
pues semejante posibilidad sería inconcebible. [Miret, “Elevador”.]


II

Por las noches, entre chacualeos, menudeaban epilitios
constructivos. Al cejijunto guardia
lo sobresaltaba un súbito electricordio
negrísimo (así sucede cuando cohabitan valencias,
ya lo hemos mencionado, Fe II-III, Sb III-V,
o aun dos estados de oxidación, cf. las quinhidronas;
the theory of this phenomenon is not understood
hasta que Tlacaélel lo aclare pistola entre los dientes),
pidiendo ayuda desde algún confín del planeta
donde se hubieran hecho un lío.
Mientras aquel vigil en tenebras barría frecuencias (escaneaba),
talcuál sacerdo, arrancado a su dormir ligerísimo,
te acudía −tmesis−, mojando el babero de milk of human kindness
al sugerir: −Quizá los zuñi o los sioux interroguen,
o de plano alguien eurasiático.

Las clavicornadas seguían
(¡Ramo convoca a los huasó!)
aún más apremiantes, if anything. El guardián cejijastro:
−Les urge… −barriendo range.
Por fin se entablaba sinapsis:
“− El ñáñigo anda baho en fóforo. ¿qué hasé?”
Sacerdo sonreía. Incluso cejijaibo lo imitaba.
Proveer (to provide) buen consejo al impedante.
Luego Unus se escanciaba rompope, Annan mezcal,
esperando la mórgona. Éste para ronquir, aquél emeritiendo.


III

Trompas litúrgicas refrendaban sol-e-chismes (ezafé se llama este giro)
primero en Ciencias; regoldan Humanidades.
El cejiguardia, ojos en fusa, tornasorrido a rastras−
sacerdo, en cambio, sin te haber planchado casi oreja,
encara otra jornada logístico-administrativa,
como desde ~1935. Qué bregas. De pronto en un grand écart
clavará el pico (morir)*, garantizado su homenaje póstumo
donde aludan a la regularidad concual metió
en bretes −decíamos− a yerofantes de anejas etnias.

Congregado el conscejo en la ecsplanada,
se saludan conforme llegan –pas de phrases!−,
con puro sonreír poliedrótico y ocelos esferulares,
despejándose todavía de nirvanillas salutíferos.
Ostentan con aleluya y chulavista sus togas incólumes
apegadas a la tradición. Negras cueras de planaria lúgubre,
prietos birretes en pastipluma de guajolote –central cuelga borla−,
y un sabio tan escalígero que asemeja –faltaría más− pitlontli,
al husmear los deliciosos tamales recalentados
junto al arbusto del atole, presa de poesiez prorrumpe:
−¡Ave roja de cuello de hule! [trad. Red d’Aguj.]

IV

Alma máter. Almo es puro. Pura madre.
Oh Stonehenge que se vio crecer en las afueras,
donde hubimos sembrado nuestro frijol de Esperancita
(¡está buenísima la cabrona! –ponderábanla en Kauderwelsch estudiantil;
se casó, parió y contrajo herpes genital).
Hubo reportajes en las publicaciones más fáusticas del orbe:
“Entra un maestro, amarillo todo”
−describía el reportero checoslomoco−“,
y se levantan hasta quienes tienen dormida una pierna.”
En tanto el Monde juraba
que otra meca, y no mínima, se encendía
en el chorizonte de la cúlchura y la fanfarloica Europa
habrá de abrir el garaxe, so pena de jantiostiacos: plenitú.

Hace 40 años, un domingo por la tarde hollé sagrado.
Que en lo alto del piso más catorce se declamaban estupideces,
imposíbleme callarlo; pero ¿acaso a ras de tierra?−
Contemplé tras una alberca somera cierto culebrón mural
con mahomas, cucufates y demás nebulones a cuestas,
esforzándome en abrir los ojos, cegatos de por mí,
al simbolismo excelso. Tras otro gran vidrio,
para el experimento por siempre indeciso de algún comunistoide,
una desventurada tortuga molía café buceando en su pecera.
Cambiamos impresiones acerca de la reforma universitaria pues
por suerte ambos conocíamos el alifato sordomudo.
Es capaz de seguirme esperando, la pobre,
para deliberar exactamente de lo mismo
ante John of Salisbury (si a culturita íbamos)
−vivimos tanto, tanto las tortugas como nosotros.

Licet sapere sine pompa, sine invidia.
Demasiado pedir.

* Los tratadistas no se ponen de acuerdo sobre el nombre de la que murió así en el Moulin Rouge. Según unos fue Jeanne Faës, según otros debe ser Patte-en-l’Air, otro más dicen que…








Extraído de la revista (paréntesis), 2012.