PRISMAS DE LA OBJETIVIDAD
APARECE UNA MOSCA POSADA EN LA BARANDA DE HIERRO DE LA
TERRAZA,
PRISMAS LA GOTA DE AGUA
(llovió durante la madrugada) una cuaresma de
microorganismos se sostiene secular en la gota
de agua, su transparencia incalculable, y para
que aparezca una mosca en la baranda Dios ha
de exhalar una gota de aire de su incalculable
transparencia a una transparencia que podemos
sólo considerar extrema: el momento anterior.
PRISMAS LA GOTA DE AGUA
(llovió durante la madrugada) una cuaresma de
microorganismos se sostiene secular en la gota
de agua, su transparencia incalculable, y para
que aparezca una mosca en la baranda Dios ha
de exhalar una gota de aire de su incalculable
transparencia a una transparencia que podemos
sólo considerar extrema: el momento anterior.
La mosca, objeto extremo de transparencia devora (en
un sentido
alegórico) los microorganismos rebullendo en la gota
de agua (están hilvanados, consanguíneos) cae la gota
al suelo, alza vuelo la mosca: ya somos hendiduras
del alba. Y a su vez corroboramos que la gota de
agua tenía el tamaño preciso de la mosca, ninguna
de sus características (sería torpe pensar en la
similitud a fondo de la mosca y la gota de agua):
estos seres teológicos carecen de similitud; ved
el modo arisco de su comportamiento (agua
inasible, mosca ab aeterno): ¿ontológicos? Y ved
una vez más que entre palabras, me enmaraño.
alegórico) los microorganismos rebullendo en la gota
de agua (están hilvanados, consanguíneos) cae la gota
al suelo, alza vuelo la mosca: ya somos hendiduras
del alba. Y a su vez corroboramos que la gota de
agua tenía el tamaño preciso de la mosca, ninguna
de sus características (sería torpe pensar en la
similitud a fondo de la mosca y la gota de agua):
estos seres teológicos carecen de similitud; ved
el modo arisco de su comportamiento (agua
inasible, mosca ab aeterno): ¿ontológicos? Y ved
una vez más que entre palabras, me enmaraño.
Del punto incalculable de la transparencia doy un paso
atrás, hecho
u objeto preciso rebullendo en la mirada de Dios,
extremo de Su abstracción el paso atrás que acabo de dar,
eco (cero eco teológico) (no hubo repercusiones): ya
he vuelto a mis andanzas (maromeras) palabras:
he vuelto atrás; merma la transparencia, a cambio
vivo, hora ya de guardar las libreas, galas al arcón,
(al polvo) (polvo asimismo de estrellas) ajeno a
todo cálculo moverme con la naturalidad del
leopardo, soy onza (natural) no alegórica. Esta
sencillez por el momento está a prueba de bala:
aprovechar la ocasión, cuerpo gozoso (mezcla de
avidez y cansancio) el momentáneo equilibrio
entre la mosca y la gota de agua (dogma, de
objetividad saber que llovió durante la madrugada):
hace frío; en estas zonas al norte no es desencaminado
que haga frío a finales de mayo, nada más natural:
salgo a la terraza a mirar el lago, extremo de
incalculable transparencia la aparente irracionalidad
de la mosca aterida sobre la baranda de hierro ( y de
hierro, la mosca).
u objeto preciso rebullendo en la mirada de Dios,
extremo de Su abstracción el paso atrás que acabo de dar,
eco (cero eco teológico) (no hubo repercusiones): ya
he vuelto a mis andanzas (maromeras) palabras:
he vuelto atrás; merma la transparencia, a cambio
vivo, hora ya de guardar las libreas, galas al arcón,
(al polvo) (polvo asimismo de estrellas) ajeno a
todo cálculo moverme con la naturalidad del
leopardo, soy onza (natural) no alegórica. Esta
sencillez por el momento está a prueba de bala:
aprovechar la ocasión, cuerpo gozoso (mezcla de
avidez y cansancio) el momentáneo equilibrio
entre la mosca y la gota de agua (dogma, de
objetividad saber que llovió durante la madrugada):
hace frío; en estas zonas al norte no es desencaminado
que haga frío a finales de mayo, nada más natural:
salgo a la terraza a mirar el lago, extremo de
incalculable transparencia la aparente irracionalidad
de la mosca aterida sobre la baranda de hierro ( y de
hierro, la mosca).
Las manos en los bolsillos del pantalón de gruesa
pana, me pongo
a silbar: ea, qué bien, dirán
los pájaros. Y yo diré aves canoras: sólo de
perfil estoy ciego; y la mosca ciega a toda actividad
que no sea actividad de la mosca zumba (filigranas)
regresa, se espanta, trae carbón en la mirada al
regresar siete veces consecutivas al mismo punto
de la baranda: residual; vera efigies; gota, ejemplo
vivo de posibilidad. Ya soy posible de un extremo
absoluto de transparencia incalculable a este
corpachón matutino que aparece en la terraza con
los puños embutidos en los bolsillos del pantalón:
hecho objetivo entre los objetivos prismas de los
hechos el hecho que silbo: y canturreo (aterido)
ojo reflejo la similitud de la luz; mosca (la pupila).
Y de las aguas en su descenso (qué duda cabe)
objetos a la vista de la mosca (enumero) una
corneja, codesos en flor, un prado extenso de
amargón, se está tumbando una vaca (rabo, déjate
besar por la mosca) va a deglutir: su hambre
vitoreo; su hambre y Aminadab.
a silbar: ea, qué bien, dirán
los pájaros. Y yo diré aves canoras: sólo de
perfil estoy ciego; y la mosca ciega a toda actividad
que no sea actividad de la mosca zumba (filigranas)
regresa, se espanta, trae carbón en la mirada al
regresar siete veces consecutivas al mismo punto
de la baranda: residual; vera efigies; gota, ejemplo
vivo de posibilidad. Ya soy posible de un extremo
absoluto de transparencia incalculable a este
corpachón matutino que aparece en la terraza con
los puños embutidos en los bolsillos del pantalón:
hecho objetivo entre los objetivos prismas de los
hechos el hecho que silbo: y canturreo (aterido)
ojo reflejo la similitud de la luz; mosca (la pupila).
Y de las aguas en su descenso (qué duda cabe)
objetos a la vista de la mosca (enumero) una
corneja, codesos en flor, un prado extenso de
amargón, se está tumbando una vaca (rabo, déjate
besar por la mosca) va a deglutir: su hambre
vitoreo; su hambre y Aminadab.
POEMA FÁCIL
CAE LA NOCHE
Bebo valeriana.
Duermo entre
los miembros de
una dócil hilera
de lirones.
Vivimos del aire.
Anegados dormimos
respirando vapores
de eucalipto, añadir
once gotas de
valeriana. La
cuerda única del
instrumento musical
inconcluso nos
arrulla, duermo
ocho horas de
un tirón, bendiga
Dios lo consecutivo:
apenas doy crédito
a mis ojos, me palpo,
bostezo, siento hambre:
¿y la familia de lirones?
¿La hilera? ¿Sigo
inmiscuido? Mozart
en el tocadiscos, campeón.
Sobre el atril la Biblia. El
pijama con sus cebras de
cabeza al cesto de la ropa
sucia: vámonos. Vámonos.
Y luego todo el día la
nereida (hamadríades):
sátiro de Pan, súcubo de
Proserpina. Y de paso, al
paso, justo al acabar este
poema fácil, me voy a echar
a dormir (reiterativo) gústele
que no a Morfeo.
FATUM
SE ME ABRIÓ UN PIE:
faunas,
microorganismos,
suero (savia)
linfa y
desaliento.
SE ME ABRIÓ UN PIE:
faunas,
microorganismos,
suero (savia)
linfa y
desaliento.
EL AGUA AL CUELLO
TENGO MIEDO DEL ESCUPITAJO DE DIOS.
Tras la ablución un verme renegrido y desaparición.
TENGO MIEDO DEL ESCUPITAJO DE DIOS.
Tras la ablución un verme renegrido y desaparición.
¿De la carraspera de Dios (Sinaí) retraerme?
Aguas lustrales, aguas lustrales el escupitajo de Dios.
Y tras el baño ritual de los muertos una mano viscosa (instantánea)
del pasadizo a la Ésfera:
flotar un momento en el estanque
cubierto de verdín: ¿y la flor? ¿Y el
espejismo?
¿O el útero, émbolo sistemático, entre escupitajos?
¿Dios, la casa? ¿Un Dios de carrasperas, retumba? Oh Israel, ¿qué se
sabe? Por Dios, ¿qué se sabe
sino la mosca ida y vuelta ida
y vuelta interrumpida por el manotazo? Oí,
la viscosidad: ¿ Y ahora ocurre todo? ¿Del
brazo, de velo, noria interior la fiesta?
Aguas lustrales, aguas lustrales el escupitajo de Dios.
Y tras el baño ritual de los muertos una mano viscosa (instantánea)
del pasadizo a la Ésfera:
flotar un momento en el estanque
cubierto de verdín: ¿y la flor? ¿Y el
espejismo?
¿O el útero, émbolo sistemático, entre escupitajos?
¿Dios, la casa? ¿Un Dios de carrasperas, retumba? Oh Israel, ¿qué se
sabe? Por Dios, ¿qué se sabe
sino la mosca ida y vuelta ida
y vuelta interrumpida por el manotazo? Oí,
la viscosidad: ¿ Y ahora ocurre todo? ¿Del
brazo, de velo, noria interior la fiesta?
El cuerpo reblandecido, el ala hojarasca, dos a sus vuelos, ¿liberados?
Sería el cuento de nunca
acabar: zas. Muere el cuerpo, surge
externa el alma; eso sería un chiripazo:
ahora bien, ya que Aquello resulta
inimaginable, hagamos por ende supremo
esfuerzo de permanecer hasta el último
momento ajenos al Ajeno (parejos) el
glande en la saliva de Su boca.
INDOLENCIA DEL OJO
EL ESPEJO YA NO TRANSMITE EL COLOR DE SUS OJOS, SE VEN
(AÚN) SUS OJOS:
RASGADOS, ASIMISMO
redondos (hipermétropes) a cuadrados. El ojo bizco,
el ojo denso (quita legaña; quita la nubecilla) el
malacara de repente en los ojos, el chirlo en la
mejilla (Parkinson, afeitándose): bisojo bisojo,
de niño lo chivaban. No se refleja el color beige
del ojo izquierdo, mucho menos color zarco (ojo,
derecho) el rojo ensordecedor de la mirada se ha
esfumado: y el hormiguero (cuajo) del iris no es
visible, al fijarse (en el espejo del botiquín) irrumpe
el vacío (Parkinson, tiembla): pupila vuelta de revés
en contemplación paleolítica, se estrella: y ve las
estrellas (primeras) saurios insaciables, micra del
ojo reptando entre los paramecios (mira y no ve)
(miró y nada vio) y ahora qué: lecho de muerte
estoy cuadrado de pie ante el espejo (vuelto ya de
revés) entrambasaguas (de la sala) me detengo, el
padre (cuencas, vacías) aproxima de luto su fuga en
sombra a mi inminente disolución, y la madre entra
vestida (apenas) de conmiseración: bastante tiene
todavía a mano derecha con la equívoca situación
reciente de muerta (escucho el estertor de su incesante
renovación de muerta) aún es madre (señora) género
(número) de especie ahora incierta: hija e hijastra.
¿De dónde va a sacar fuerzas de flaqueza para echarme
un cable guiándome (es inminente) entre ceja y ceja
hasta los pies del serafín, hilo necrofílico? Intento alzar
la cabeza, apoyarme sobre los codos (ver) (ver)
parihuelas, bastones (¿huecos?) cimientos, ni voz ni
cuello, permanezco echado en el lecho matrimonial
(cuatro almohadas apoyan mi reducida cabeza): del
mentón para abajo no queda nada; las sienes pulsan
ósea arenisca, óseo que descarnan con cada pulsación
(sístole a pestolencia) el perfil se ha roto: de Porfirio,
de ónice, de jaspe, Jacinto, ceñudo (así la piedra): y
de nada sirve fruncir la frente, el entrecejo; un último
lastre las uñas y los cabellos en el paraje de dos metros
(por dos metros) cuadrada perfección de yerbajos,
condenada: diástole asimismo (se detiene) a pestilencia.
Y no obstante la mirada en el espejo: vienen mis hijas
cantando (envejecidas) del brazo de la Madre entonando
viejas nanas a nada, se ríen de poplín y gorguera, risa
de guardainfantes (no acaban de reír): y bien, reíd (reíd)
una hojarasca de dientes, un pastizal de carnes, ni
padre ni hijas, bailad: bailad del brazo señero a
mis costados, traed la punta dorada, el vinagre, la
esponja (bajad al fondo del mar, entre arrecifes):
celebrad el instante. Celebrad la mirada del padre
vuelta fantasía de Dios (que se recoja): ojo izquierdo,
relumbre; ojo derecho, a grito pelado: tráigame aguas
lustrales Susana Kozer; tráigame el grito pelado
(os adoro) Mía Kozer: apagad. Soy bisojo; apagad a
mano derecha, por la estrecha puerta izquierda del
ojo (lelo) entrad: de consuno. Ascua (rescoldo)
consuno a nada. Penetro. ¿Podrá estrecharse el punto
visual todavía? Faro de cenizas que tañe, ojo que
parpadea (balbuce): guiadme. Rosa servicial, mística
rosa austral de completas a maitines (guiadme): del
ojo a la madre (Guadalupe) quieto cauce (arrollador)
de aguas, recomponed (corporal) el cauce.
RASGADOS, ASIMISMO
redondos (hipermétropes) a cuadrados. El ojo bizco,
el ojo denso (quita legaña; quita la nubecilla) el
malacara de repente en los ojos, el chirlo en la
mejilla (Parkinson, afeitándose): bisojo bisojo,
de niño lo chivaban. No se refleja el color beige
del ojo izquierdo, mucho menos color zarco (ojo,
derecho) el rojo ensordecedor de la mirada se ha
esfumado: y el hormiguero (cuajo) del iris no es
visible, al fijarse (en el espejo del botiquín) irrumpe
el vacío (Parkinson, tiembla): pupila vuelta de revés
en contemplación paleolítica, se estrella: y ve las
estrellas (primeras) saurios insaciables, micra del
ojo reptando entre los paramecios (mira y no ve)
(miró y nada vio) y ahora qué: lecho de muerte
estoy cuadrado de pie ante el espejo (vuelto ya de
revés) entrambasaguas (de la sala) me detengo, el
padre (cuencas, vacías) aproxima de luto su fuga en
sombra a mi inminente disolución, y la madre entra
vestida (apenas) de conmiseración: bastante tiene
todavía a mano derecha con la equívoca situación
reciente de muerta (escucho el estertor de su incesante
renovación de muerta) aún es madre (señora) género
(número) de especie ahora incierta: hija e hijastra.
¿De dónde va a sacar fuerzas de flaqueza para echarme
un cable guiándome (es inminente) entre ceja y ceja
hasta los pies del serafín, hilo necrofílico? Intento alzar
la cabeza, apoyarme sobre los codos (ver) (ver)
parihuelas, bastones (¿huecos?) cimientos, ni voz ni
cuello, permanezco echado en el lecho matrimonial
(cuatro almohadas apoyan mi reducida cabeza): del
mentón para abajo no queda nada; las sienes pulsan
ósea arenisca, óseo que descarnan con cada pulsación
(sístole a pestolencia) el perfil se ha roto: de Porfirio,
de ónice, de jaspe, Jacinto, ceñudo (así la piedra): y
de nada sirve fruncir la frente, el entrecejo; un último
lastre las uñas y los cabellos en el paraje de dos metros
(por dos metros) cuadrada perfección de yerbajos,
condenada: diástole asimismo (se detiene) a pestilencia.
Y no obstante la mirada en el espejo: vienen mis hijas
cantando (envejecidas) del brazo de la Madre entonando
viejas nanas a nada, se ríen de poplín y gorguera, risa
de guardainfantes (no acaban de reír): y bien, reíd (reíd)
una hojarasca de dientes, un pastizal de carnes, ni
padre ni hijas, bailad: bailad del brazo señero a
mis costados, traed la punta dorada, el vinagre, la
esponja (bajad al fondo del mar, entre arrecifes):
celebrad el instante. Celebrad la mirada del padre
vuelta fantasía de Dios (que se recoja): ojo izquierdo,
relumbre; ojo derecho, a grito pelado: tráigame aguas
lustrales Susana Kozer; tráigame el grito pelado
(os adoro) Mía Kozer: apagad. Soy bisojo; apagad a
mano derecha, por la estrecha puerta izquierda del
ojo (lelo) entrad: de consuno. Ascua (rescoldo)
consuno a nada. Penetro. ¿Podrá estrecharse el punto
visual todavía? Faro de cenizas que tañe, ojo que
parpadea (balbuce): guiadme. Rosa servicial, mística
rosa austral de completas a maitines (guiadme): del
ojo a la madre (Guadalupe) quieto cauce (arrollador)
de aguas, recomponed (corporal) el cauce.
*Del libro En Feldafing las cornejas, ed. ALDUS.
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