martes, 13 de enero de 2015

Cada quien ayuda a Dios como puede




Frente a la casa hay un señor que durante tres meses
ha vivido en un camellón.
Me cuenta que los botes de basura
sólo  transportan materia gris caduca,
que las croquetas para perro están hechas de composta,
que en un futuro los ácaros pesarán toneladas,
que si los suicidas de la otra calle
se colgasen con sus intestinos
podrían  evitarse
la molestia
de  ir a una tlapalería
y comprar cuerda
de más.

Le ofrezco un cigarro,
lo rechaza,
pero con gusto acepta  −dice−
mis agujetas.



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